Gabriel García Márquez, un escritor colombiano,
nació en Aracataca, Colombia el 6 de marzo en 1928 y vivió allí hasta los 8 años
de edad, cuando se murió su abuela, quien le había criado. Márquez se mudó a
Sucre donde vivían sus padres, pero Aracataca permaneció como un sitio
importante para Márquez, sirviendo para la inspiración del pueblo Macando en su obra
más reconocida, Cien años de soledad,
por la cual ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982. Mucha de su formación
como escritor vino de su experiencia como periodista. Asistió primero a la Universidad Nacional de Bogotá y después a la Universidad de Cartagena para
estudiar el derecho y fue activo en el periódico de Cartagena El Universal. Publicó su primera obra de
ficción, La tercera resignación, en
el periódico bogotano El Espectador en 1948 después
de cambiarse de universidad. Eventualmente él abandonó su carrera de derecho y
se trasladó a Barranquilla para dedicarse a la escritura. Las obras de Márquez
reflejan sus experiencias personales, especialmente con la del periodismo, y a menudo
transmiten mensajes políticos tomando en cuento eventos históricos de su época.
Conocido por manejar el estilo de realismo mágico, Márquez pertenece al Boom
literario latinoamericano. En muchos de sus obras la realidad hispanoamericana se
retrata a través de la ficción que tiene aspectos reales y mágicos, también transmitiendo enseñanza.1
“El ahogado más hermoso del mundo” (1968) es un cuento corto por Márquez que ejemplifica
un poco el realismo mágico a través de los rasgos del ahogado protagonista y
relata un sentir de un pueblo caribeño. Lean
el cuento aquí: http://www.literatura.us/garciamarquez/ahogado.html.
¿Quién es Esteban
para el pueblo? Para el pueblo Esteban es un forastero exótico que se convierte
en la responsabilidad del pueblo. El título “El ahogado más hermoso del mundo”
sugiere el orgullo y fascinación que tiene el pueblo con Esteban. Se describe
así: “No sólo era el más alto, el más fuerte, el más viril y el mejor armado
que habían visto jamás, sino que todavía cuando lo estaban viendo no les cabía
en la imaginación.” Los
hombres averiguan si falta alguien de los pueblos vecinos cuando no hay nadie
que falta entre ellos, Esteban progresivamente se convierte en un ser exótico
que pertenece al imaginario colectivo de aquel pueblo donde se encontró. La
importancia que Esteban llega a tener en el pueblo refleja la irracionalidad
del ser humano. La irracionalidad del pueblo viene del deseo de tener algo que
merece el honor y también tener algo propio y único. Estos deseos hacen que el
pueblo vea al ahogado con otros ojos, ojos dispuestos a realizar tales sueños.
Por eso, irracionalmente le quieren, le nombran, le honran y cumplen con sus
sentimientos de obligación en cuanto el ritual de su funeral.
Para que un norteamericano entienda “El ahogado
más hermoso de mundo,” hay que entender las implicaciones de la muerte en Latinoamérica.
Si uno lleva al texto las percepciones norteamericanas, la participación en el
ritual del funeral no lleva todo el sentido para el cual sirve. Mariano Picón
Sales demuestra la perspectiva latinoamericana del morir en su novela Registro de Huéspedes. El protagonista de la obra es un latino que se va de su país para
morir en Nueva York. El discurso del libro provee un comentario que compara la
perspectiva de morir en Estados Unidos con la muerte ideal en su propio país. Saco
un pasaje suplementario de esta novela para mostrar la importancia del morir—la importancia que
todos sepan y lloren, que uno se muera en casa entre amigos y familiares y que
hay reconocimiento público del suceso.
-¿Pero usted viene enfermo?
-Y
de un mal grave. Quizás a morirme a Nueva York. A morirme a los treinta y cinco
años. Pero antes que esto ocurra, tendremos tiempo de bebernos un trago.
-No
tome alcohol, absténgase de mujeres, -me dijo un médico de mi tierra al
despedirme. –Ya ve Ud. Cómo yo cumplo esas prescripciones. Y más que todo el
temor de morir allá, me lanzó esta empresa. Imagino que en este mundo sajón uno
debe morir en forma más usual y menos trágica. En los hospitales de Nueva York
tan blancos e higiénicos, la muerte quizás de uno quizás no interese a más de
tres personas: a uno naturalmente, protagonista del drama; a la enfermera que
lo cuidó, al médico que le pasaba revista todos los días. En nuestras tierras,
-ya sabe Ud., -aquello es terrible.
Ambos
teníamos la funambulesca evocación de la muerte cuando recorre aquellos
caserones de la provincia trópica, colgando paños pequeños en las pilastras del
corredor, oyendo las salmodias de los curas, entrando en puntillas a las altas
alcobas encaladas y enladrilladas, donde viejas mujeres con manto de
plañideras, se acurrucan para gimotear. Un realismo desagradable.2
Una frase que me llama la atención en
particular es, “Imagino
que en este mundo sajón uno debe morir en forma más usual y menos trágica.”
Esta frase da sentido a lo que, para un norteamericano, parece como una reacción
extraordinaria hacia la muerte del ahogado. Si no fuera trágica la muerte, no
sería una muerte digna. Por eso, el pueblo reacciona como tal y honra el
ahogado. No existe una muerte "usual" en que uno reconoce la muerte y sigue
adelante con los tramitos para honrar el fallecido en un tiempo futuro. Los
tramitos sajones, por ejemplo, serían ir a buscar el cadáver del hospital y
planificar un tiempo para el entierro. Al contrario, como demostrado en el “El
ahogado más hermoso del mundo,” antes de seguir adelante, hay una pausa para honrar
el fallecido y lo más honorable es una muerte trágica, así que el remordimiento
se prolonga para que sea una tragedia. Nadie puede cuestionar la tragedia de
una muerte rodeada por un pueblo llorando tan pronto como fallezca.
Al averiguar que Esteban no pertenece a otro
pueblo, las mujeres que lo habían cuidado sienten júbilo entre sus lágrimas. La
tradición de llorar por el muerto en la cultura latinoamericana también
contribuye al proceso de cómo Esteban llega a ser una pertenencia del pueblo. Donde
se muere uno, ello da sentido de pertenencia e importancia. El pueblo siente la
obligación de tratarle con dignidad y darle un funeral como si hubiera
pertenecido siempre al pueblo y se demuestra a través de la respuesta de las
mujeres cuando ellas se enteran que no pertenece a otro pueblo: “¡Bendito sea
Dios: es nuestro!” Ellos sienten orgullo de él y por eso lo quieren clamar para
su pueblo porque también es tan único que no lo identifican con otra parte del
mundo y tampoco pueden imaginar que exista un ahogado más hermoso.
1. Tobin, Emilie. "Gabriel García Márquez." Spanish 1004. VENUSA, Mérida, Venezuela. 14 Junio 2013. Discurso.
2. Mariano P., Salas. Registro de Huéspedes, 35. Mérida: Ediciones Actual, 1997.
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