A partir de los años 50, se hizo reconocido entre la crítica literaria y
un público de lectores europeos y después en Latinoamérica. Esta época
productiva coincide con el Boom Latinoamericano que dio paso al reconocimiento
de la literatura latinoamericana y apoyó a Latinoamérica en su búsqueda de
identidad. Sus cuentos Axolotl (1956) y
Graffiti (1981) son dos representaciones de la literatura hispanoamericana que
cruzan la frontera y retrata lo universal, desde la perspectiva de un
latinoamericano y la cosmovisión pertinente al continente. Inspiradas por lo
que era la propia Hispanoamérica, su historia y cultura; las dos obras de
Cortázar reflejan los sentimientos sociales y las observaciones del autor
dentro de sus épocas respectivas. Al analizar Axolotl y Graffiti, se
descubre un sentir de la narrativa latinoamericana[1].
Los axolotl, desconocidos en la realidad, son una especie de seres
marinos mexicanos que llegan a tener mucha importancia para el narrador de Axolotl. Cada día el narrador, quien es
el protagonista, vuelve al acuario para visitar a los axolotl que lo encantaron.
Analizando la descripción de los axolotl en el discurso del narrador y la
creación de una alegoría sobre una sociedad marginalizada a través de diferentes
representaciones físicas de los axolotl se revela la técnica de Cortázar para transmitir
el sentir de un tiempo como el cual vivió como exiliado argentino en París. Un
fragmento de la descripción de los axolotl, a la cual está dedicado mucho del
discurso, brinda el contexto necesario para entender la alegoría que nos
muestra Cortázar a través del narrador.
Los
rasgos antropomórficos de un mono revelan, al revés de lo que cree la mayoría,
la distancia que va de ellos a nosotros. La absoluta falta de semejanza de los
axolotl y el ser humano me probó que mi reconocimiento era válido, que no me
apoyaba en analogías fáciles. Sólo las manecitas… Pero una lagartija tiene
también manos así y nada se nos parece. Yo creo que era la cabeza de los
axolotl, esa forma triangular rosada con los ojillos de oro. Eso miraba y
sabía. Eso reclamaba. No eran animales.
El lenguaje que emplea Cortázar en cuanto a la descripción de los
axolotl es muy preciso en cuanto a las atribuciones humanas que tienen los
axolotl que no son precisamente físicos. Este hecho se justifica con la capacidad
racional que les da a los axolotl de no representarlos como simples “animales”.
Dentro del acuario de los axolotl hay un mundo que los seres humanos—los
extranjeros—pueden entrar y son capaces de entender.
La capacidad racional y las características antropomórficas dan paso a
la alegoría sobre una sociedad marginalizada que crea Cortázar.
El
horror venía—lo supe en el mismo momento—de creerme prisionero en un cuerpo de
axolotl, transmigrado a él con mi pensamiento de hombre, enterrado vivo en un
axolotl, condenado a moverme lúcidamente entre criaturas insensibles.
Después de una elipsis en la escena inicial, el narrador advierte,
“Ahora soy un axolotl,” y su metamorfosis se lleva a cabo en la complicación
del cuento, teniendo un sentido alegórico. Los axolotl están atrapados
inmóviles en el acuario como el narrador
mismo se siente atrapado dentro de su sociedad. La alegoría sobre una sociedad
marginalizada muestra una representación de la sociedad europea donde una voz
extranjera hispanoamericana se siente marginalizado y se hace sumamente
consciente del cuerpo que no puede escapar y la identidad que lo distingue en una
ciudad francesa. El narrador se identifica con los axolotl, que simbólicamente pertenecen
a México, dentro de una sociedad que no les entiende y que está llena de
hombres “insensibles[2]”. La
conciencia de estas distinciones es represiva y lo hace a uno inmóvil dentro de
la sociedad que lo rodea. Su cuerpo, alegóricamente está preso y su mente encuentra
paz en la conciencia de un axolotl que comparte su situación. Los axolotl,
comparten su pensamiento de hombre, lo que unifica la humanidad de ambos pero es
lo que el narrador no puede compartir con la sociedad. Los axolotl representan,
entonces, una sociedad marginalizada que no reciben el trato digno del ser
humano, sino el de los animales. Por eso, Axolotl
transmite el sentir de una profunda soledad y una ansiedad que encuentra un hispanoamericano
viviendo afuera de su continente.
Por otro lado, Graffiti,
transmite un sentir particularmente pertinente a los países hispanoamericanos dentro
de las dictaduras. Cortázar crea una historia ficcional basada en los relatos y
sentimientos del narrador y manifestada a través de los dibujos de tiza que
hace el narrador clandestinamente por la ciudad. Él se escapa de su realidad a
través de los dibujos que, para él, contienen la libertad y esencia de la vida
que no se permite en su sociedad. El grafiti descrito como tal en el cuento no
es para transmitir un mensaje político, sino para representar la necesidad de
observar lo que lo rodea a uno, criticarlo y actuar por consecuencia de ello.
Simplemente
te divertía en hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término graffiti, tan de crítico de arte) y de
cuando en cuando venir a verlos hasta con un poco de suerte asistir a la
llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados
mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos,
la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño hubiera atrevido a
dibujar una casa o un perro, lo mismo hubiera borrado entre palabrotas y amenazas.
En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba varadamente el miedo;
quizá por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la
hora propicios para hacer un dibujo.
En la realidad opresiva con la cual se enfrenta el narrador, él se rebela
contra la represión sin ningún motivo ideológico. Hace una crítica sobre la
confusión que existe en la sociedad entre los campos ideológicos que ya no son
coherentes y chocan con el impulso del ser humano para expresar sus propios pensamientos.
Esa rebelión, que consiste en dibujar donde se prohíbe, lleva el mensaje
implícito que es la necesidad de pensar. Los dibujos representan los
pensamientos que van en contra aceptación de la realidad y son observados, revisados
y premeditados antes de que se expresen en las paredes de las esquinas oscuras
de la cuidad. Pensar a veces es la acción correcta y lo más necesario para confrontar
los defectos de la sociedad y superar la tendencia de conformarse y dejarse llevar
por el miedo. Otro aspecto de la cita colocada es que el narrador utiliza la
segunda persona y sigue utilizándola en la mayoría del cuento. Esta técnica se
utiliza porque el cuento está dirigido a otro personaje, una mujer. Por eso, el
discurso logra transmitir los sentimientos y las acciones de dos personas que comparten
el mismo dolor y frustración. El narrador puede proyectar estos sentimientos a
la mujer y demostrar la universalidad del sentir que también es particular de
su escenario latinoamericano.
A través de los dibujos el narrador y la mujer llegan a tener una
especie de relación abstracta. En los dibujos que ella deja a lado de los suyos
como si fueran comentarios para el narrador, él vive una profunda existencia
aparte de su realidad que reprime su expresión y condena la reflexión. Sin
embargo, esa misma existencia está formada por la realidad y surge como consecuencia
de ella. Como si pertenecieran a una parte del narrador que no puede llegar a definirlo,
los dibujos crean un mundo aparte de la realidad social en la cual viven los
personajes. Los dibujos se convierten en las protagonistas porque a través de
ellos hay dialogo, expresión y reflexión que no se realizan en la realidad sino
en un nivel existencial que la realidad rechaza.
Por eso, a través de los dibujos el narrador llega a tener sentimientos
por la mujer. Quiere encontrarse con ella y le tiene afecto porque los dos
piensan similar, luchando contra la misma situación social. El afecto que tiene
por la mujer desconocida desenlaza en una tragedia donde ella está arrestada
cuando la pillan dibujando una “respuesta” al dibujo del narrador.
De
alguna manera tenía que decirte adiós y a la vez pedirte que siguieras. Algo
tenía que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún
espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la más completa
oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida,
imaginando que hacías otros dibujos, que salías por la noche para hacer otros
dibujos.
Al perder el dialogo y a la mujer, el narrador comienza a internalizar
todos sus pensamientos, perdiendo también su medio para expresarse y rebelarse
contra la injusticia con que se enfrenta. Por lo tanto, su existencia en la
realidad se oscurece y la parte expresiva dentro de él desaparece con la mujer,
convirtiéndose en un amargo remordimiento que tiene que imaginar una realidad
distorsionada para consolarse. No alcanza a ser la persona que se puede identificar
como quiera, ni siquiera un espejo le revela quién es tanto como los dibujos
que tampoco pudieron ser reconocidos como parte de él.
En
conclusión, la narrativa latinoamericana ejemplificada por Cortázar lleva los
sentires de soledad, ansiedad y frustración ante la sociedad. Creando mundos
marginalizados y no reconocidos dentro de las realidades de los personajes,
Cortázar retrata las luchas de Latinoamérica que corresponden con su identidad.
Él trata lo universal, su técnica logra que las narraciones se trasladen
también a, “…la misma realidad cotidiana que comparte el lector con los
personajes[3].”
Los narradores en cada cuento dejan de ser por sí mismos y abren espacio para
que en el cuento se active los sentires dentro del lector y estimule la
reflexión de poder aceptar la invitación de los narradores de entrar en sus
zapatos. En Axolotl, el narrador deja
su cuerpo y se hace axolotl y el lector puede llenar con su conciencia el
cuerpo vacío para observar a los axolotl y conectarse con la conciencia del
lector. Similarmente, en Graffiti, el
empleo de la segunda persona también sirve para invitar al lector a sentir lo
que experimenta el narrador en su rebelión reflexiva. Es decir que dicha
técnica proyecta en el lector lo que sienten los personajes interactuando a
través de los dibujos porque no queda absolutamente claro, hasta el fin del cuento,
indicado en la cita anterior, que toda la narración sea dirigida a la mujer.
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